12/8/09

Mauritania III

Cada vez que ascendíamos a lo mas alto de una elevación rocosa, la excitación me embargaba, porque siempre ocurría algo emocionante. Lo mínimo que podía ocurrir era quedar fascinado por la imagen del desierto o el sahel que desde cualquier elevación del terreno se revela como un lugar inconmensurable y de implacable belleza. Esta visión era aderezada la mayoría de las veces con el vuelo de un ave, la mirada curiosa de un reptil y los inmóviles bosques de roca, la belleza que generaba la combinación de arbustos y rocas, nuevas formas, nuevas miradas. Pero había mucho mas que no se explicar. La belleza que generaba este lugar cuasi infinito parecía ser también infinita. Sinceramente, del mismo modo que me llenaba de gozo la observación de aquellos espacios, los amplios y los pequeños, sufrí teniendo que dejarlos siempre atrás cuando no había mas que comenzado a saborearlos.







Tinta sobre papel.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Oh, qué bonito todo! qué bonito escribes!!. Para mi la línea sobre papel representa la intelectulidad del paisaje, pero en el desierto parece que marca lo lineal. Ando -de vez en cuando- con el tema de la inmovilidad de las rocas y la "vida" del mundo vegetal aunque mis tomas son más cercanas al objeto.
Ya lo tienes en tus ilustraciones, en tu experiencia por lo que alejarte de los motivos siempre es momentáneo. Están muy chulos los 3 capítulos. Saludos.

PD: Bueno y tus ilustraciones de quercus quitan el hipo, son excelentes.

Francisco J. Hernández dijo...

me alegro que te gusten Anónimo; muchísimas gracias por tu comentario. Saludos.

Anónimo dijo...

Y este también, por favor.